He tenido consideraciones, respeto y reconocimiento por la señora Fiscal General, por dos razones. La primera es que, durante su extensa y meritoria carrera, ha conducido su trabajo con apego a la ley, con humildad, eficacia y decencia, sin buscar protagonismo. Como Magistrada de la Corte de Constitucionalidad, cargo que desempeñó antes de ocupar la Jefatura del Ministerio Público –a mi criterio, el cargo más importante en el Estado– llegaba a su trabajo y regresaba a su hogar transportándose en camioneta, sin ningún aspaviento. La segunda razón es que, asumir el cargo de Fiscal General y Jefa del Ministerio Público,…