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El pasado domingo 14 de noviembre, con motivo de las elecciones legislativas celebradas en Argentina, la oposición política de Juntos por el Cambio obtuvo el 42 por ciento de los votos válidos, en tanto que el oficialista Frente de Todos (peronismo) consiguió el 34 por ciento. El descontento social, derivado de la pérdida de poder adquisitivo de la población y del pésimo manejo de la pandemia de COVID-19, fue un factor determinante en la derrota del peronismo, que, además, evidencia grietas internas debido al distanciamiento entre la facción del presidente Alberto Fernández y el kirchnerismo, liderado por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK), quien ha sido considerada como la gran perdedora de la jornada electoral. La derrota fue tan abrumadora que algunos analistas consideran que marcó el principio del fin del kirchnerismo, asociado al castrochavismo (socialismo del siglo XXI). CFK es partidaria de aumentar las ayudas y los subsidios
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