Nada habla mejor del éxito de una muestra artística que el hecho de que se prolongue su estancia en uno de los más importantes museos de Latinoamérica. Y eso exactamente es lo sucedido con La palabra es de plata, el silencio de oro de Darío Escobar (Guatemala, 1971). Hasta el domingo 22 de enero, la muestra había recibido 113,468 visitantes.

Originalmente la exposición estaría en el Museo Nacional de Arte de México (MUNAL) entre julio y septiembre de 2022. Pero gracias a la aceptación del público y la crítica, su estancia se extendió hasta el 12 de marzo de 2023. Las 32 piezas artísticas creadas por Escobar (Premio Carlos Mérida en 2020), conversan con la tradición pictórica novohispana del recinto cultural mexicano de una manera dinámica y convincente.
La constancia impresa
Las piezas, su creación, el contexto en el que nació la selección expuesta y el concepto de la muestra quedarán documentados a través del catálogo que se dará a conocer el 10 de febrero en México.
El libro que lleva el mismo nombre de la muestra contará con seis textos. El primero es escrito por Dan Cameron, uno de los más importantes curadores de arte latinoamericano del mundo. También se incluirá un texto de Javier Payeras, a quien se le encargó un ensayo que permite entender a la comunidad artística internacional la realidad que se vivía en Guatemala a finales de 1990 para contextualizar la obra de Escobar.
Otro de los expertos que incluyen su particular visión es Thomas Cummins, director de la Facultad de Arte y Arquitectura de la Universidad de Harvard. También tuvo participación José Luis Falconi, curador del departamento de arte de esa misma casa de estudios.
Julia Buenaventura, especialista en literatura barroca, será otra de las intelectuales que aporte un texto. Además, se incluye la reflexión acerca del trabajo de Escobar hecha por el curador Michel Blancsubé, quien también funge como editor de la obra. El libro será distribuido en América Latina y Europa por la editorial Turner Madrid.
La presentación del catálogo se realizará dentro del programa de conferencias en la Feria de Arte Zonamaco. Escobar estará acompañado por María Minera y tres de los ensayistas del libro: José Luis Falconi, Dan Cameron y Michel Blancusbé.
Lo dicho y escrito sobre la muestra
La intención de Darío Escobar siempre ha sido establecer diálogos con el arte universal desde Guatemala. Por eso, cuando fue invitado a exponer en el MUNAL quiso aprovechar la ocasión para que sus piezas conversaran con la magnífica colección de arte virreinal del museo.
Para el trabajo de curaduría el MUNAL designó a Héctor Palhares y a Ana Leticia Carpizo y Darío invitó a Michel Blancsubé para hacer realidad el concepto.
Entre las obras icónicas de Escobar que se lucieron en esta muestra se encuentran tanto el vaso desechable de una cadena de comida rápida que fue recubierto en oro, las patinetas revestidas de plata y por supuesto, Kukulcán I, la obra con la que participó en la Bienal de Venecia en 2009.
Entre las notas periodísticas que acompañaron a la exposición en México se cuenta la del medio especializado Art Nexus, que comentó: “La singular mirada de Darío Escobar a las imágenes coloniales de su Guatemala natal, que en general han sido vinculadas al imaginario católico, presenta una colección en la que se transforman objetos cotidianos, invitando al espectador a reflexionar sobre los diálogos, contraposiciones y significados que encuentran un espejo con el arte barroco novohispano”.
El diario La Jornada anotó en su reseña: “La obra de Escobar gira en torno a esta conversación con la historia del arte desde lo cotidiano, es decir, a partir de todos estos elementos que están alrededor y que son imperceptibles para nosotros porque, al final, el arte tiene la habilidad de devolver la mirada hacia situaciones que de otra manera no las hubiéramos visto”.
De arquitecto a artista
Darío Escobar estudió arquitectura, lo que lo puso en contacto con las tradiciones civiles y religiosas de Guatemala. El artista solicitó su admisión a un programa de conservación arquitectónica de la Real Academia de San Fernando en Madrid, España. Al llegar a esa ciudad se dio cuenta que no había llenado los documentos correctos. Había solicitado y recibido aceptación en un programa de conservación de pintura y escultura.
No tuvo más que involucrarse en ese programa y eso lo llevó a adentrarse en el aprendizaje de las técnicas de creación de imágenes coloniales. Así se involucró en temas de restauración de pinturas, esculturas y metalistería. Esto hizo que se interesara en las complejidades del arte barroco. Así comenzó su propuesta artística, la cual cimentó en la elaboración de las nuevas identidades en función del consumo y el cuestionamiento de lo popular y lo culto.
Darío Escobar ha exhibido su obra en ciudades de América Latina, Estados Unidos y Europa.
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